sábado, diciembre 20, 2008

Espacio Natural - Parte1

Foto: Ignacio Barrientos

El Bosque

Siempre el bosque ha sido un espacio deseado. Un lugar de descubrimientos y aventuras. Cuando niño situaba los personajes de los cuentos en los montes que circundaban la ciudad. Un tío iba a esos lugares, aunque el paso estaba prohibido porque tenían dueño. Un niño de todas maneras no podía ir. El regresaba a casa con objetos del bosque: Copihues, hongos, piñas de pinos. La expectativa de ir al bosque permaneció en mí.

Luego escuche una radionovela con una versión del Jorobado de Notredame. El refugio del extraño personaje era el bosque, ese lugar lo era todo para él. La historia producía una fascinación en mí. Luego vino Robin Hood y su banda de amigos con arcos y flechas.

A los diez años ya era el momento de concretar el deseo, entonces organice un paseo con mis amigos a un parque boscoso de la ciudad sin la presencia de adultos.

Las experiencias en la naturaleza han sido constantes y variadas en mi vida. El acercamiento a un espacio mayor y el contacto con otras especies y formas más allá delo urbano, amplía la conciencia.

En los últimos 15 años, las incontables excursiones por la línea de la costa y las montañas próximas son parte de una forma de vida.

Sin duda el arte que hago no es ajeno a todo esto.

domingo, diciembre 14, 2008

ENTREVISTA AL PINTOR

Ignacio Barrientos (2008)


Por Paulina Riquelme

Hace aproximadamente 3 meses comencé con mi proyecto de “Entrevistas” a personas que tienen pasiones por cosas y que realmente necesitamos conocer. El primero fue un Fanático de la Música de Mike Patton. Ahora es el turno de Ignacio Barrientos, un pintor, que ama lo que hace y quiso compartirlo con este humilde blog.
Conocí a Ignacio Barrientos cuando entré a un taller que él dictaba. hace casi 5 años....casi todo lo que sé sobre pintura lo aprendí en ese taller (estuve 3 años seguidos).
Entonces no tanto preambulo, aquí les va lo que se me ocurrió preguntar y todo lo que me respondió, no le saqué ni le puse nada, que conste, es la puritita verdad (de fondo iría una canción de Bob Dylan...quizás The Wicked Messenger me gusta esa song) :


THE PINTER BEGINS:

¿Cuál fue el motivo por el que quiso dedicar su vida al arte? ¿O sólo fue un impulso?

De niño está el impulso de dibujar. Eso lo compartía con mis hermanos, además de los cuadernos del colegio, siempre tuvimos cuadernos personales de dibujo. Gastábamos uno tras otro, mientras la lluvia en nuestra ciudad sonaba de fondo.
A partir del golpe de estado, tenía 15 años en esa fecha, me fui desconectando de a poco con esa sensación de intimidad que me proporcionaba el dibujo. Esto sólo logre recuperarlo diez años más tarde, también cuando las cosas en el país comenzaban a cambiar.
Creo que la clave fue reconocer que el dibujo y la pintura eran una conexión directa con mi interior. Muchas otras actividades las sentía como alienantes, no estaba en mí al realizarlas.
Creo que los motivos son impulsos razonados. Uno importante es la sensación de libertad que asociaba con la práctica de la pintura y por eso la convertí en mí oficio. No tener jefes e ir por donde quiera con mis trabajos. Debo reconocer que esto se ha cumplido muchas veces, pero otras ha representado problemas económicos que no dan libertad precisamente. En todo caso el ideal de libertad aguarda aún por una realización plena.

¿Cuáles fueron sus primeras influencias, en lo que a pintura se refiere?

En la adolescencia las acuarelas de Hermann Hesse, el escritor, que también tiene una faceta menos conocida de pintor. Las ilustraciones para La Metamorfosis de Piktor, un cuento casi privado de Hesse. Imágenes oníricas, semi infantiles. Luego antes de marcharme del país, Chagall y sus ángeles. También con una figuración más mágica que realista.
Luego en España casi de golpe Rothko, Klein, Picasso, ¡Y podía verlos en directo! además un pequeño pintor californiano a quien acompañaba una enorme musa de color, me paso una lista con los pintores que debía conocer y fue muy útil. En ella claro, había muchos expresionistas abstractos.


UNA PEQUEÑA CLASE:

¿Cuáles fueron las primeras técnicas que usó y como las descubrió, también podría explicar un poco en qué consiste esa o esas técnicas?

El 86 al llegar a España, se comenzaba a vivir algunos años de euforia respecto a la pintura y al arte en general y los medios prestaban atención a los pintores jóvenes, en particular a Miquel Barceló, un artista de mi edad, pero que había hecho las cosas en los tiempos correctos, no con un gran paréntesis como el mío. Sus cuadros, más bien expresionistas tenían una desprejuiciada figuración y una cosa que llamaba la atención eran sus espesas texturas. En realidad como pintor yo tenía unos 10 o 12 años menos que él y una curiosidad juvenil. Estaba impresionado y quería averiguar como hacía esas texturas, fui a un taller cerca de mi barrio y le pregunté al profesor, pero no saque nada en limpio. Luego en la ferretería pregunté cómo podía hacer una mezcla espesa para un cuadro y el dependiente me respondió: “Cada maestrillo con su librillo”. Esa respuesta me quito la esperanza de encontrar un atajo y me puso en el inevitable y largo camino de la experimentación.
Así después de mucho tiempo y de hundir literalmente los cuadros con el peso de las texturas, llegue a la sustancia ideal: La ceniza.


THE HAPPINESS:


¿Cuáles han sido las mayores alegrías que le ha dado su trabajo?

La respuesta podría ser expansiva tratándose de hablar de momentos alegres, pero la respuesta es más discreta. Las alegrías que me ha proporcionado son sutiles. Dejemos de lado las supuestas alegrías de la realización profesional, porque no he hecho carrera con este oficio hasta el momento. No tengo logros en ese plano que se puedan medir en términos de reconocimiento o prestigio tan queridos por las instituciones y tan útiles en términos de marketing.
Alegría es contemplar una obra de arte valiosa, casi perfecta y hay muchas que podría mencionar por propia experiencia contemplativa. Por citar un ejemplo: Montaña y Nieve de Kirchner, que está en el museo Thyssen. Como representación de la nieve y como color en un cuadro, ese blanco es simplemente perfecto. Su contemplación es un momento de una alegría de mucha calidad diría.
Por supuesto también es una alegría la del trabajo bien realizado.
En principio mi relación con los cuadros era bastante tormentosa, pasaba del entusiasmo a la desesperación y muchos cuadros se perdían de modo irremediable. Lo peor era que la frustración no de desvanecía hasta cuando te reivindicabas con otra obra. Ese camino era duro para la persona pero bueno para el arte. Richard Tuttle dice que el arte viene acompañado de un demonio y que debes hacer las paces con él para que todo fluya.
Ahora todo es más tranquilo, igual en el proceso de pintar se pasa por todos los estados de ánimo pero de modos menos marcado, la excursión es más controlada. La serenidad es una aspiración de vida. Una alegre serenidad es casi la perfección. Al arte no le pido nada más ni nada menos que eso.


WORK IN PROGRESS

De que se trata la obra en la que está trabajando actualmente?

Se trata de una exploración espacial, espero moverme bien con el traje de astronauta…
Claro, antes de mí ha habido otros exploradores… todo eso lo tengo en cuenta a la hora de enfrentar el desafío de la pintura, la misión tendría que producir nuevos descubrimientos.
En estos tiempos muchas obras se desarrollan “afuera”, implicadas en procesos sociales en forma de denuncias y documentos.
Por mi parte mi obra está situada “dentro”. Una vez más podría hablar de cierta tradición en que el artista observa su entorno con especial atención mediante excursiones por la naturaleza y luego vuelve a la tranquilidad y al ambiente controlado de su taller para sintetizar sus impresiones y configurar su obra. El paisaje natural y urbano tiene mucha importancia en esto.
Intentaba hacer una especie de collage con trozos de tablas, pero el resultado no me satisfacía, entonces pensé que necesitaba una estructura más clara y precisa, así llegue a los módulos de madera.
Los módulos sintetizan diversas relaciones con el entorno pero también con el espacio de la sala donde se exponen. Digamos que el color y la forma se mueven por toda la sala. El formato multidireccional de los módulos en las dos pasadas exposiciones ya apuntaba a esto pero ahora se hace más claro. Voy hacia la unidad mínima en pintura, en teoría esto es un punto de color en el espacio. En concreto es un poco diferente, pero se trata de una liberación de la forma-color y también de una liberación de la posición del observador. La idea es que todo esto sigue siendo pintura y no se trata de una instalación.
A diferencia de los minimalistas que excluyen los temas de las obras, las mías (que en parte toman su apariencia) recogen y relacionan temas llenándose así de significado.


OTRAS INCURSIONES:

Aparte de la pintura ha tenido otras incursiones en el mundo de las artes?

Si hablamos de las artes en sentido amplio, podría decir que he escrito poemas y cuentos. Un pintor que escribe poemas. En esto me siento más cerca del modelo de la tradición chino-japonesa.
Ahora me interesa la fotografía. He tomado fotos los últimos tres años para mi blog, El Mirador de los Pinos. Creo que es hora de hacer una exposición con todo eso.
En las últimas exposiciones 2006-2007, he complementado el trabajo de pintura con series de fotografías, el tema ha sido: El color en casas y edificios.
A partir de esto desarrollaré más la fotografía con otras series y temas. Es una técnica ágil por tanto muy útil para registrar muchas ideas, hay que recordar que un artista, como cualquier individuo no cuenta con todo el tiempo del mundo. Tan largo el arte, tan breve la vida cantaba Tom Jobim.

FINAL:

¿Cuál es la evaluación de lo que le ha dejado a su vida haber tomado el camino del arte?

Más bien expresaría un deseo, que los platos rotos ojalá no hubiesen sido tan caros. Por lo demás soy un privilegiado.


THE END

jueves, noviembre 13, 2008

La Caja Azul* - Arte Postal


* Autor: Claudio Barrientos F.

Monocromo 3, Ives Klein. 1960


El Contenido de La Caja Azul


libro de Ives Klein
un paquete de fósforos(con varias cajitas)
Una vela
una croquera
un lápiz
un chocolate
una cinta de plástico para atar
un paquete de té
cinco pliegos de papel seda
una botella de vino
una carta

etc.
Todos los objetos de la caja estaban en la gama del Azul.

****


La idea de Claudio (como artista) coincide con los trineos de Joseph Beuys en el sentido de la ayuda o auxilio que brinda. Beuys equipaba a sus trineos con una manta de fieltro y una linterna.

Creo que La Caja Azul inaugura una línea de trabajo. No conozco ningún tipo de obra en que el artista además de contenido imaginario envíe objetos útiles.
Por supuesto, útiles han sido también los robles que plantaba Beuys, pero aquí estamos frente a una obra personalizada. Con la misma idea se podría enviar una serie de cajas, cada una con un contenido personal preciso.
Años atrás con La Oficina plástica intentábamos difuminar lo límites entre arte y vida. Sólo alcanzamos a formular algunas acciones. Creo que la Caja Azul participa plenamente de ese espíritu.
Es probable que en un futuro no lejano, tal como lo ha hecho Claudio ese espíritu vuelva a materializarse.
El concepto de La Caja Azul queda entonces registrado.
La invitación está hecha, Klein & Klaudio te dicen: Buscad vuestro AZUl.

domingo, octubre 12, 2008

sábado, octubre 11, 2008

viernes, octubre 10, 2008

Man of the Cloth




Blinky Palermo's art - made from scraps of fabric and warped timber - was a mess. And that's what makes it fascinating, says Adrian Searle




Artists need a memorable, resonant name. If you haven't a good one of your own, it's worth inventing or stealing one. How Peter Schwarze became Blinky Palermo is uncertain. Adopted not long after his birth in Leipzig in 1943, Schwarze was registered Peter Heisterkamp. Later, when he was a student under Joseph Beuys at the Dusseldorf Kunstakademie, facing the perennial question of who or what kind of artist to be, he took the name Blinky Palermo. Perhaps Beuys, himself one of the great self-mythologists of 20th-century art, gave him the moniker. Or perhaps it was a fellow student who rechristened him, recognising that Schwarze bore a resemblance to an infamous Italian-American mobster in the fight game.
Origins are important, even if to be an artist is largely a matter of self-invention. Connections matter, too. One way or another, Blinky the artist got connected. Ends are also important: Palermo died young, in 1977, aged 33, while on holiday in the Maldives. Some biographers suggest he died "in mysterious circumstances"; others say "of heart failure" - though that, too, is as tantalising as it is ambiguous. The Unexpected Death of Blinky Palermo in the Tropics is the title of a typically blustering painting by Julian Schnabel, which fed the Palermo myth (founded on the idea that Palermo was an "artist's artist") and didn't do Schnabel's reputation any harm either. Fostering the association gave Schnabel a bit of easy gravitas.


Artists always take things from one another: that is how art works and develops. Rumour and gossip are good, too, as smokescreens for the fact that the artistic life is often less eventful than the myth of a riot of creative epiphanies, wild orgies, fist-fights and scams. Art collectors, critics and audiences need a story, a bit of glamour: it boosts the aura of the work and the artist.
Aura, in Palermo's case, might well be seen as a necessary adjunct to his work, which is humorous and devious, but also reticent and spare. Walking into his retrospective at London's Serpentine Gallery is to enter a studious, reflective atmosphere. Colour hums in the low light required for the conservation of his now-fragile works. You have to get up close to see how things have been made - materials, fine distinctions and details are important in Palermo's art.


Things need close inspection and a bit of decoding, and there is lots to pore over and work through, both on the walls and in the vitrines where displays of drawings, plans and photographic documentation of lost projects are laid out. Palermo's art, surprisingly, turns out to be both monkish and funky. His art also appears to run on several parallel paths. There are severe canvases and wobbly wooden things, implacable rectangles and watercolours of undressed women watching TV. There is grey pipe smoke and roaring colour; there are throwaway things and tightly worked-out plans. The conflict between the blob and the straight edge is never resolved.


One might say Palermo didn't live long enough to sort out the conflicts in his art, though perhaps the conflicted is preferable to the smug, sorted, ironed-out art career - one of the major pains in the butt of our time.
Palermo made small, apparently much-worked paintings that turned out to be painted over other people's abandoned canvases. Other, larger works, which appear to be paintings of carefully tuned and modulated fields of abutted colour, are made from bolts of plain-coloured cloth, cut and sewn and stretched up. Leisesprecher II (Speaker in a Low Voice II), in which a rich, red cloth hangs unstretched above a smaller canvas stretched with the same material, is the first thing you see on entering the gallery. It might be seen as setting the timbre of the show.
Most of these "paintings", disconcertingly, have the colour tunings and internal divisions we might associate with Ellsworth Kelly, the late works of Rothko or the early paintings of Brice Marden. But they are just dyed cotton from the haberdashery department. There is no touch, no surface to them except the nub and weave of the cloth itself. Interestingly, among Palermo's early watercolours, there are a number of images of scissors. The idea of the cut, the scrap and the pattern are all important to his art: each contributes to his work's richness, generosity and openness. He also made oddly shaped little wall-bound things from found materials, and larger works from warped bits of timber, studio detritus and coloured tape. He made small triangular paintings designed to sit over doorway lintels or to hang above one's head. There are slightly warped T-shapes of timber painted red, and other shaped and bricolaged pieces incised and marked with paint. These all draw attention to themselves as objects, divide or interrupt the wall in interesting ways and refer to human proportion.


I am unsure that Palermo was ever entirely an "abstract" artist. In one work, bluntly titled Blue Disc and Stick, a tall vertical length of timber and a small wooden disc lean nonchalantly against the wall. Both elements are embalmed in sprightly, blue plastic tape. The two forms can be read as a capital I and a full stop. "Here I am," says the work. It is a declaration of presence, and looks back at you, unnervingly.


Other groups of forms - a little black painted box; a palm-sized ovoid rubbed over with crayon; another rough ovoid with crinkly edges - bear the evidence of having been much touched and worked over, reminding us of the act of handling, grasping, holding. For me, they root Palermo's art in the touch of the hand as well as the work of the mind.


What a restrained poetry Palermo's art was. His was an art with a calm, clear voice, though it often said quite complicated things. Unlike Beuys, who fetishised such things as grease, beeswax, walking sticks and old batteries, and whose theories were a conflation of Rudolf Steiner and old Germanic and Nordic animist myth, Palermo was a child of postwar Germany. What he began to do with painting was closer, in spirit, to what Bruce Nauman was doing with sculpture. Both, essentially, were interested in human scale, the body as a measuring instrument, and our often absurd relations with the world we have made for ourselves.


Palermo went on to make numerous works "in situ", directly on the walls of galleries and other institutions. He would repeat the shapes and outline of the wall on which he painted or drew, starting a hand's width from the corner or from the floor, painting a wall within a wall. Or he would take the geometry of the frame and mullions of the plate glass and steel frontage of the gallery, and paint these same rectilinear forms on another wall inside. He drew our attention to architectural peculiarities, changing our perception of the space and our place in it. Sadly, these temporary projects are largely lost - one made in Edinburgh College of Art in 1970 has been buried under decades of white emulsion.


When this exhibition was in Barcelona, one of Palermo's last major projects, originally made for the 1976 Venice Biennale, was reconstructed in an old industrial building. This was to be redone in London, too, but a grant failed to materialise. This is a pity. All we are left with from these architectural projects, is documentation and the idea. But much remains of Palermo, especially the name. "Blinky" reminds us of a sudden surprise, and puts the eye first, in the artist's forename. Blink also isn't far from the German word Blik, to look. Blinky Palermo sounds friendly, but also a bit dangerous. Which is how his art is, the more you look.


· Blinky Palermo is at the Serpentine Gallery, London W2, until May 18. Details: 020-7402

miércoles, mayo 14, 2008

Dancing with Brice Marden

Cuentos de Pintor 3 - Un Pintor Sin Secretos




Imagen: Cold Mountain 3. Oil on Linen. 108 x 144 inches. Brice Marden.

sábado, mayo 03, 2008

Podcast de Arte 2. Cezanne y su Montaña





Imagen: La Montaña de Santa Victoria vista desde la Cantera de Bibemus. Oleo sobre tela,63.8 x 80 cm. Paul Cezanne.

miércoles, abril 30, 2008

Podcast de Arte - Cuentos de Pintor



Podcast 1. Los Artistas Visuales Pueden Hablar


Duración: 02.59 min.

Autor: Ignacio Barrientos (El Monje i)

Imagen: Desnudo Descendiendo las Escaleras,Marcel Duchamp 1911